Yurii Colombo – Las sanciones occidentales pueden arruinar las condiciones de vida del pueblo ruso
para la red internacional de La Izquierda Diario
Si bien la batería de sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea tras la invasión de Ucrania golpeará a los oligarcas del Kremlin y a las grandes empresas energéticas que mantienen el país a flote, también tendrá un efecto devastador en la gran mayoría del pueblo ruso, que no son culpables de la aventura decidida por Putin el 24 de febrero.
Ya el lunes, como consecuencia del bloqueo de las exportaciones de gigantes del carbón y el acero como Severstal y gran parte del sistema bancario, el rublo experimentó la mayor devaluación de su historia. Con un cambio de 80 rublos por euro hace apenas unas semanas, ahora se necesitan entre 120 y 125 rublos para comprar un euro. Una devaluación del 50% que tendrá un impacto catastrófico en las condiciones de vida de los trabajadores. Dado que la economía rusa importa una gran proporción de productos manufacturados, incluidos algunos alimentos, el colapso de la moneda nacional afectará inmediatamente a la canasta familiar. Por no hablar de los jubilados que, según cifras oficiales, reciben una asignación mensual media de 13 mil o 14 mil rublos: están literalmente en peligro de morir de hambre.
Por desgracia, los rusos ya están acostumbrados a los cambios bruscos del rublo. Primero durante la perestroika y luego con el desastroso impago del verano de 1998, vieron cómo sus ahorros se esfumaban, pero esta vez las sanciones han llegado para quedarse durante mucho tiempo y -según los economistas- sus efectos desatarán todo su carácter destructivo en el lapso de 3 a 6 meses. El desplome del rublo tendrá un efecto directo en la salud de la población, ya que la gran mayoría de los medicamentos (más del 70%) se importan desde Francia, Italia, Alemania y Suiza. Su aumento de precio -que ya ha comenzado en los últimos días- impedirá que muchos rusos puedan recibir un tratamiento digno, ya que todos los productos farmacéuticos no son cubiertos por el sistema nacional de salud.
Los efectos destructivos de las sanciones, desde el punto de vista del empleo, son ya una cruda realidad. Aeroflot, la aerolínea estatal, ha visto canceladas la mayoría de sus rutas internacionales y se verá obligada a reducir el número de vuelos, en parte porque dejará de recibir piezas de repuesto para sus Boeing. La aerolínea de bajo coste Pobeda incluso ya está en quiebra, puesto que toda su flota estaba alquilada a una financiera irlandesa, que ahora deicidió rescindir los contratos unilateralmente. Se perderán miles de puestos de trabajo, lo que también repercutirá en el turismo y las industrias relacionadas.